Puede que haya llegado el momento de dejarme arrastrar como
un barco sin vela por el mar, tal vez todos a mi alrededor tengan razón y no
estaría mal que me dejara llevar, que probara. A lo mejor ha llegado el punto
en el que debo dejar de pasar de puntillas por estas situaciones haciendo
piruetas de bailarina para evitarlas.
He de admitir que después de tantas conversaciones empieza a
intrigarme todo aquello que me estoy perdiendo. Tal vez, sólo tal vez… se está
acercando mi momento.
Pero tengo algo muy claro, no lo intentaré a menos que haga
que se mueva el suelo bajo mis pies, que sienta que todo alrededor se
tambalea y es necesario seguir adelante.
De lo que sí estoy segura es de qué no derribaré el inmenso muro, el frío castillo de piedra gris; pero
sí dejaré que se marchen los guardias que lo protegen y custodian, puede que
eso ayude a que las cosas empiecen a cambiar...
J. J.
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