miércoles, 11 de febrero de 2015

Inspiración desde lejos

Hoy estoy otra vez aquí, en otro lugar y otro año. 

Sentada frente a la enorme ventana en la vieja silla gris acolchada, intercalando los ojos entre mirar al tranquilo y luminoso jardín y la pantalla del ordenador.


Y me sorprendo volviendo a pensar en ti; como cada vez que la situación se me vuelve solitaria, melancólica o simplemente reflexiva. No sé qué haces, ni dónde estás, a veces incluso creo que ni quiero saberlo; pero la verdad es que siempre me puede la curiosidad no satisfecha. Tengo que admitir que hay ocasiones en las que me gustaría tenerte cerca, pero en la mayoría sólo quiero saber si de verdad estarás aquí en algún momento. 
Pero no me queda más opción que esperar para poder averiguarlo, después de todo, de eso va la vida ¿no?, de actuar y esperar a ver que nos viene... sólo queda ver que viene para luego reaccionar.


La posibilidad de que llegues ahora está totalmente descartada, aquí al otro lado del mapa, cruzando el océano abierto y azul, bajo un cielo que parece otro totalmente diferente pero que es el mismo... demasiado lejos para aceptarlo, demasiado pronto, demasiado incoherente, demasiado complicado.


Aquí donde las estrellas sonríen diferente, este no es el momento, aquí no es el lugar. 





J.J. 

martes, 10 de febrero de 2015

Allí...


Los días eran más largos, de verdad que lo eran. Oscurecía casi a las nueve y media de la noche y amanecía con los diferentes cantos de los pájaros que iban de rama en rama o saltaban por el jardín. 

Todo parecía llevar un ritmo más lento. 

Daba igual donde estuvieras, a siete minutos de la ciudad que no cambia o a ciento veinte segundos de la playa, con su arena blanca y sus orillas pintadas de piedrecitas y caracolas de colores de todos los tamaños; daba igual, porque parecía que teníamos todo el tiempo del mundo; a lo mejor es que no teníamos más nada que hacer que leer un buen libro o barrer las hojas del jardín.


Tal vez es que no nos preocupaba mucho lo que teníamos que hacer... sólo las hormigas parecían preocupadas por cumplir fielmente con todas sus tareas. Tal vez era lo que necesitábamos, estar sentadas mirando las olas y hablando sobre nuestras vidas que parecen haber cambiado tanto estos últimos años; o estar sentadas en el césped, entre los árboles con nidos de pájaros, con el viento suave moviendo todo sin moverlo y mariposas de todos colores revoloteando alrededor. 


Puede que eso sencillo y llevadero fuese lo que nos hacía falta.

Era la sensación más cercana a la vieja casa de la toscana que pueda sentirse jamás sin estar de verdad allí. Era... extraño, como un universo paralelo con sus luces y sombras, con lo que gusta y lo que no. La perfección del paraíso puede que con consista precisamente en eso, en no ser perfecto. O a lo mejor, sencillamente, no era un paraíso... puede que sólo fuera un punto en el mapa con un espacio temporal diferente, con un pacto cósmico que hacía marchar todo a ritmos distintos; un lugar que podría ser maravilloso pero no llega a serlo.


Algo... que sabes que siempre estará allí, esperando ser un poco mejor. Algo, que tú deseas que sea un poco mejor.


Un sitio... donde soñar mucho más.

J.J.