domingo, 25 de mayo de 2014

Serendipity

El destino les tenía preparada una sorpresa, sólo que ella aún no lo sabía. ¿Sería capaz de darse cuenta? ¿Lograrían capturarlo?

El día de Charlotte parecía normal como cualquier otro, pero no lo era. Por una parte porque tenía una importante entrevista de trabajo y por otro porque ese día el despertador había decidido entrar en coma y no había cumplido con su función.


De no ser por los obreros de la vecina Prescott que llevaban toda la semana despertándola antes de tiempo, ese día se habría quedado dormida. Ya no tendría tiempo de desayunar, pero no importaba porque tampoco tenía hambre, su estómago estaba cerrado y atenazado por los nervios. Tendría que correr y aun así tal vez llegaría tarde, se subió la falda al tiempo que se ponía los zapatos con demasiado tacón como para poder correr, pero necesarios para tener el aspecto perfecto que había planeado. El pelo era un desastre, pero ya no podría arreglarlo, así que desistió y se hizo un moño lo más apretado posible; finalmente encontró un trozo de pizza de la noche anterior y se lo metió a la boca mientras salía por la puerta arreglándose la bufanda.

De acuerdo, ahora tenía tres minutos para llegar a la parada de metro, algo que normalmente le llevaba cerca de seis o siete, pero ese día no había otra opción. Respiró hondo, se caló el bolso en el hombro y empezó a correr entre la gente con prisa que formaba un mar ocupando la avenida.


Se sentía como un salmón contra la corriente, la idea tonta la hizo reír y perder velocidad justo en el momento preciso porque un hombre de tamaño enorme (de acuerdo, puede que el hombre tuviese la estatura media y ella fuese bajita incluso con zapatos altos) con un abrigo negro que parecía agrandar más sus hombros se chocó con ella, que de no haber estado detenida habría dado con el trasero en el suelo. Giró enfadada, con intención de decirle algo “Un lo siento habría estado bien”, pero sólo vio un pelo oscuro y perfectamente peinado que comenzaba a rizarse a causa de la humedad. Camuflado entre toda la gente vestida con colores que iban del gris al negro pulcros. Se miró a si misma… tal vez se había pasado con los colores, pero su falda verde era la que mejor estaba, al igual que su camisa de seda color morado, los zapatos color crema eran sus favoritos y no se pondría otra cosa, el abrigo… bueno era beige, tal vez podría cerrárselo y no desentonaría tanto porque solo se le verían los zapatos de color similar. ¡La bufanda! Era de color rojo, esa sí que no pegaba con nada… bueno, la intentaría meter apretada dentro del bolso o no, ya vería que hacía, primero tenía que llegar.


Cuando se sentó en el metro habían pasado cinco minutos, si aquel desconocido antipático no la hubiese prácticamente atropellado con su tamaño de monovolumen familiar puede que se hubiese ahorrado un par de minutos, vale… tal vez no era todo culpa suya, también había perdido bastante tiempo asimilando que llevaba más colores encima que el jardín de flores de la reina.

Solo dos paradas más y estaría allí, sólo un poco más y llegaría con cinco minutos de retraso, tal vez un poco más. Pero llegaría. Se distrajo poniendo caras a un bebé muy rubio y con los ojos muy azules así que cuando escuchó el nombre de su parada se levantó de un saltó para conseguir bajar. Sus preciosas medias de seda que tanto le había costado comprar se engancharon a algo por detrás… por favor, seguro le había salido una carrera. “¿Es que ese día se iban a complicar más las cosas?”


Subió corriendo las escaleras mecánicas con miedo de caerse con los zapatos, pero había tanta gente que probablemente nunca tocaría el suelo. Salió fuera esperanzada, si seguía corriendo llegaría no muy tarde, porque con suerte el entrevistador se habría entretenido con otros aspirantes como era normal y tendría unos minutos de regalo, aunque teniendo en cuenta su penosa mañana comenzaba a dudarlo.

Al salir fuera una llovizna de momento suave la abrazó y su pelo, queriendo revelarse como siempre saltó suelto alrededor de su cara. “Genial, al llegar iba a tener un aspecto magnífico” pensó con ironía. Borró todos esos pensamientos malos y corrió el último tramo.

Al llegar estaba bastante empapada y no prestó mucha atención al antiguo y enorme edificio que tanto había llamado su atención cuando estuvo allí la primera vez. Pasó de largo de recepción y entró en el ascensor aunque tenía tanta adrenalina acumulada que podría haber ido corriendo por las escaleras, aunque tuviese que ir hasta la cuarta planta. Empezó a respirar para relajarse y miró a quienes iban allí, un hombre y una mujer muy bien vestidos que ni siquiera repararon en ella por estar enfrascados en una conversación poco productiva sobre el delicioso desayuno que se iban a tomar, lo que hizo que le crujieran las tripas por el hambre y otro hombre detrás de un periódico que soltó algo parecido a una risa cuando oyó su barriga. Le miró enfadada pero solo pudo ver unas manos enormes y preciosas, un cabello oscuro perfectamente peinado y hombros anchos. Lo que le recordó al desconocido que casi la había arrollado, pero no, no podía ser.

La campanilla sonó anunciando su piso y por fin pudo bajarse, miró la hora siete minutos, pero… allí  no había nadie.  Se acercó a la que suponía sería la secretaria que leía con aburrimiento una famosa revista de moda que explicaría su elegante estilo al vestir. La miró un momento y aunque no dijo nada, pudo imaginar que tendría un aspecto bastante desastroso, pero no se amilano, le había costado mucho llegar allí para ahora asustarse.

-          Buenos días, vengo para la entrevista con el señor Danste
   Las entrevistas acabaron hace cuatro minutos – le respondió la elegante mujer sin prestarle mucha atención, “¿Es que acaso todo el mundo era antipático esa mañana
-        ¿Cómo? ¿Cuatro minutos? ¿Y no podría verme? He tenido problemas para llegar aquí de lo contrario no lo habría hecho tarde… por favor, es muy importante para mí.
-       Lo siento mucho pero el señor Danster se ha marchado a desayunar hace un momento, tal vez pueda conseguir concertar otra cita.


Tras decir eso, la mujer volvió a centrar sus ojos en la revista dando por zanjada la conversación. Le dieron ganas de hacer una pataleta, de empezar a saltar y gritar muy fuerte como si fuese una niña.  Miró una vez más a la antipática secretaria, se contuvo de ponerle caras y volvió al ascensor.

No podía ser, había perdido la oportunidad de sus sueños, por la que tanto había luchado… incluso la carrera de esa mañana había sido en vano. Y todo porque el estúpido despertador no había querido despertarla. Tendría que volver a intentarlo, pero teniendo en cuenta lo que le había costado la primera vez, sería muy difícil que le diese otra oportunidad, sobre todo porque había perdido la primera sin justificación.

Salió desganada, llovía un poco más fuerte pero ya no importaba. Caminó despacio hasta encontrar un lugar donde comer, un KFC le vendría de maravilla, un poco de comida basura a media mañana sería el cierre perfecto de un día que había comenzado horrible.


Luego de caminar unas cuantas calles bajo la lluvia, esta vez disfrutando de ella y un poco del frío, encontró un sitio donde poder comer, hizo cola para pedir y por fin se sentó. Había un hombre en la mesa de detrás, pero no prestó mucha atención sólo quería quitarse las medias mojadas que la estaban volviendo loca. Sabía que se moriría de frío luego, pero no conocía sensación más extraña y fea que la de llevar unas medias mojadas, y encima rotas. Tendría que haber pasado por el baño, pero ya no lo había hecho y no iba a ir ahora con la comida. Haciendo un par de movimientos discretos comenzó a bajarlas por pierna procurando disimular.

-         No sé qué haces, pero el adolescente que está dos mesas más allá está a punto de convertir en sopa de babas su hamburguesa.

Se sobresaltó al oír esa voz tan gruesa y rasgada muy cerca de ella, pero además dirigió sus ojos a donde le había dicho, tenía razón. Se quedó quieta, ahora si estaba incómoda, con las medias a mitad de quitar, descalza y con un desconocido de voz sensual a su espalda.

Lo dudó un momento pero finalmente se giró, no sabía si se estaba volviendo loca o era producto de su imaginación pero tenía una sensación extraña. El sintió su movimiento y también se movió, casi se dan en las cabezas, ambos rieron, uno de los sonidos más increíbles que había oído nunca, su estómago dio un vuelco y se puso nerviosa.

-          Lo siento y… gracias.
-          Tal vez no debería haber dicho nada, él parecía encantado – dijo en tono simpático.
-          Demasiado joven para mí – bromeo ella y por fin le miró. Todo el aire abandonó sus pulmones.

Era muy atractivo, tal vez no en el sentido convencional ni tampoco como solían gustarle a ella, pero lo era. Con unos ojos de color gris azulado increíbles que recorrían sus facciones de manera curiosa, un poco de barba y… el pelo moreno perfectamente peinado…

-          Siento lo de esta mañana
-          ¿Perdón?
-          El empujón, hoy en la avenida, llevaba prisa…
-          Pero… - sus ojos se abrieron desmesuradamente

Sabía que ese pelo le resultaba familiar, estaba segura de que esa sensación de conocerle de siempre no significaba que se estuviese volviendo loca. Lo había visto antes y tal vez unas cuantas veces…

Pero… ¿Cuántas posibilidades hay de que ocurra algo así en una gran ciudad?


Porque ella no sabe que no es el primer día que lo ve, que el destino, la casualidad, la vida… llevan meses queriendo juntarles. Hace dos meses entre las góndolas de su supermercado habitual, quien se compró la última de sus chocolatinas favoritas en la tienda del final de la calle, con el que se cruzó mientras corría el último sábado por la mañana, el dueño del paraguas con el que se enredó el suyo en la avenida o quien casualmente se levantó del banco del parque en el que ella se sentó a dar de comer a los patos.

¿Cuántas posibilidades hay de que esto ocurra en una ciudad que tiene más de ocho millones de personas? ¿Cuántas posibilidades hay de reconocer un rostro desconocido entre un mar de personas? ¿Cuántas posibilidades hay de conozcas a alguien en la gran ciudad en un día desastroso, vestida con un montón de colores, bañada por la lluvia y con las medias a medio quitar?


¿FIN?



Serendipia: Es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. también puede referirse a la habilidad de un sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga relación con lo que busca. Casualidad, coincidencia o accidente...

J. J.

lunes, 19 de mayo de 2014

We need a new world, now!

Yo sé lo que es vivir al otro lado de esa oscura línea, esa que siempre te dice que no eres lo suficientemente bueno. Que no importa lo que hagas porque nunca serás suficientemente alta, nunca tendrás suficiente pecho o tu pelo nunca será lo suficientemente largo y brillante.

Porque al igual que la mayor parte del mundo la adolescencia no fue un camino de rosas, pero eso solo los primeros años, porque tuve la suerte de darme cuenta pronto de algo que cambió mi vida. Yo llevé la indumentaria Heavy en una época en la que ser rockero no estaba de moda y te veían como bicho raro, y todo eso porque un día, no sé porque ni como, comprendí algo que lo cambió todo. Una cosa que me encantaría poder hacer ver a todas y todos esos adolescentes que sufren e incluso mueren cada día por “no dar la talla” o “no encajar en el molde”


¿Y saben que fue? Que comprendí mi vida es mía y nadie va a vivirla mejor que yo, nadie puede decirme que me hace feliz u obligarme a hacer cosas que no me gustan para poder pasar por el aro. Nadie tiene perfección suficiente para decirme que me falta belleza o inteligencia, nadie ha tenido nunca una receta universal para medir cualidades dejando en menosprecio las de los demás. Porque todo el mundo comete errores, todo el mundo tiene miedo y complejos. Porque todos somos diferentes, no es algo que se pueda buscar o comprar en tiendas de moda que nos acaban haciendo a todos iguales, es algo que nos dan desde que nacemos… porque cada uno de nosotros es un ser humano increíble e irrepetible por siempre jamás. Y ahí es donde radica la magia, la clave… porque todos somos especiales, característicos, incomparables. No somos un producto prefabricado al que le faltan piezas, decoraciones o complementos, estamos tal cual debemos ser aunque por todas partes intenten hacernos ver lo contrario; aunque nos quieran vender un prototipo por el que todos debemos pasar sino no somos válidos… nos están vendiendo historias falsas para hacernos infelices mientras nos hacen creer que con ellas somos felices.


La vida es demasiado corta, demasiado bonita y demasiado espectacular para perderla intentando ser uno más de los productos etiquetados que venden las tiendas mientras el reloj a vuelta, los años avanzan y el tiempo se va dejándonos atrás. Vivir es más que eso… vivir es ser feliz, es aceptarse, comprenderse y tener el valor suficiente para luchar por aquello que nos hace felices y únicos. Porque no importa lo que hagas, siempre habrá alguien que no le guste, cada uno tiene su forma de pensar y hay personas o más bien seres que respiran que disfrutan de hacer daño a otros o san tan poco inteligentes que no son capaces de comprender lo que pueden doler y marcar unas simples palabras hirientes. Da igual que decisiones tomes, o que cosas elijas hacer, porque siempre habrán personas dispuestas a criticar y además, lo más importante… no estamos aquí para complacer a nadie más que a nosotros mismos por tanto lo que otros digan, ¿en qué nos ayuda? Siempre he pensado que la belleza está en los ojos de quien la mira, y todos tenemos algo especialmente bello, así que ¿Qué importa todo el resto que no lo ve? Que vidas tan tristes deben de llevar...


Mis padres suelen decir que cuando alguien está realmente orgulloso de todo aquello que posee no tiene que presumir de ello, basta con pasearse con una sonrisa de verdadera felicidad porque tú mismo sabes que lo tienes y con eso es suficiente.  Y eso me hace pensar en esta triste sociedad tecnocrática en la que la mayor parte de la gente siente la necesidad irrefrenable de compartir hasta cuándo va a lavarse los dientes.  ¿A qué viene ese deseo de contarlo todo? ¿Es por presumir o es que realmente estamos mucho más solos y necesitados de contacto de lo que queremos aceptar? Yo sé que muchas veces me escondo detrás de una pantalla de ordenador, incluso en este blog que no tiene datos personales (cosa que puede que cambie) pero… ¿nadie se ha dado cuenta de que somos seres sociales y necesitamos del contacto con otras personas? Sin intermediarios, sin tecnologías que se pueden malinterpretar, sin artefactos caros que realmente no nos dan la felicidad. Que lo que realmente necesitamos es una conversación cara a cara, una sonrisa sincera o una puesta de sol desde la ventana de tu refugio del resto del mundo. Parece que se nos ha olvidado el valor de mirar a los ojos de los demás.


Llevo años oyendo que el mundo se está volviendo loco y nunca lo creí hasta que vi que mientras en una parte del mundo la gente muere porque no tiene un simple trozo de pan, en el otro la gente tira comida porque no le gusta. Mientras en una parte del mundo la gente sufre por gobernantes despiadados que les tienen marginados en la otra, nos regodeamos o preocupamos sin realmente hacer nada por solucionarlo porque “Somos libreas”. Una sociedad en la que las mujeres aún seguimos luchando por vivir en igualdad de condiciones que los hombres mientras que otro tanto compite por ver cual enseña más o cual es más “sexy” y atrae a más hombres sin ser conscientes de que se están vendiendo como si fuesen mercancía en un bonito expositor decorados con los lazos plásticos de una sociedad incapaz de avanzar. Que mientras miramos una estúpida pantalla todo lo que está alrededor se viene abajo y parece que a nadie le importa… que hay mujeres que mueren cada día intentando encajar en una talla perfecta inventada por multinacionales que jamás las utilizarían o que vivimos comiendo alimentos tan procesados que seguramente era más sano comer las tartas de tierra que hacíamos de pequeños. Que las personas son cada días más plásticas tanto física como mentalmente, que el materialismo está de moda y los sentimientos inventados son lo que se “presta”. Estamos en una dictadura, una guerra constante, un genocidio controlado y amaestrado de tal forma que no somos capaces de percibirlo… que nos tienen contentos como a ese perro que se va acorriendo detrás de una pelota que su amo realmente nunca soltó.


Sé que la mayor parte del tiempo soy demasiado ingenua y confío mucho en la belleza de un mundo que no se lo merece, pero tal vez… si consigo compartir o hacer comprender la magia que existe ahí fuera seamos cada vez más los soñadores que creemos que esto es especial, tiene solución y podemos realmente ser felices todos sin necesidad de aplastar a los demás.



J. J.

Paradez crónica con tendencia a la claustrofobia sentimental, locura severa y conductas persecutorias

No sé si es que me está atacando la melancolía, si las echo mucho de menos y las necesito aquí o nuestras conversaciones de larga distancia me hacen desearlo.

Pero quiero repetir, quiero otra noche por Londres en pijama sin sujetador y forradas para no pasar frío. Una noche en un hostal hablando con adolescentes de Bélgica o atractivos italianos mientras nos quitamos el maquillaje sin saber que nos entienden o unas tarde en una habitación de Hyde Park hablando de nuestros sueños, miedos, inseguridades y chicos perfectos e imaginarios.


Extraño el calor de las amigas paseando por la noche en una ciudad enorme cargada de personas buscando amor mientras nosotras somos torpes y sólo les ponemos ojitos. Tardes de museos imaginando citas perfectas y enamoramientos fugaces. Me gustaría probar una noche de películas, conversaciones eternas y comida chatarra; una tarde de cafetería sin nada mejor que hacer que beber cervezas y hablar mientras el reloj gira.

Quiero una noche de maquillaje, tacones de infarto y besos robados entre copas de Martini o cervezas. Paseando entre luces de neón, sonrisas encantadoras y cigarrillos de vainilla. Lápiz de labios rojos como máscara de fuerza, y mechones de pelo de colores como característica personal.


No debería desear todo esto porque prácticamente no lo he tenido, sería algo más parecido a un sueño de esos de siesta en verano. O puede que me esté haciendo mayor y empiece a comprender el valor de un grupo de piradas que te apoyen en todo y viven cerca para sacar a relucir al máximo la vena fémina, para ser frikis sin remedio o incluso un poco chicazos. Para ser nosotras en una especie de comedia romántica que al final acaba bien aunque las cosas estén como al principio de la película.

En definitiva quiero más tiempo, pero no de gran ciudad, simplemente más horas que perder haciendo nada y haciendo de todo con ellas… mis superheroínas de pelis en blanco y negro, de páginas de libro, de sonrisas sinceras y excentricidades especiales. Mis mejores complementos para una noche de fiesta, apoyo, comprensión y escapatoria de todo aquello que en el fondo puede que no queramos escapar. 

Mis unicornios especiales a los que a veces se les olvida lo increíbles y mágicas que pueden llegar a ser, y como roban miradas por las calles cargadas de gente sin siquiera ser capaces de notarlo. 


J. J. 

domingo, 18 de mayo de 2014

Somewhere, someone, sometime...

Son tantas las formas en las que podrías aparecer y tantas las maneras de encontrarte que no se ni por dónde empezar a buscarte. 


Tal vez debería dejar que me encuentres... Aunque esa ya no me parece una opción porque empiezo a pensar que te has perdido en el desierto de otros ojos sin una brújula, en el bosque de otro mar de caricias sin mapa, en una tormenta de besos apasionados sin un refugio. O puede que simplemente no sepas quien soy yo y que ando buscándote…

Hay días en que pienso que sería capaz de salir corriendo bajo la lluvia para encontrarte, pero luego veo todo en perspectiva y comprendo que no hay un lugar para ti; bueno, puede que concretamente no quiera hacerte un hueco. No es nada personal… pero no puedo, el simple hecho de planteármelo ya me hace ponerme tensa y cerrar las contraventanas, asegurarlas con un candado y tragarme la llave.

No sé cómo será tú cara, de qué color son tus ojos, si te gustará pasear por la playa en invierno o comerte unas galletas en la cama. No sé si querrás acompañarme a leer libros eternos uno detrás de otro o preferirás que salgamos a comer a pizza a nuestro restaurante habitual; no puedo saber siquiera si tendremos un restaurante de siempre. No puedo adivinar como será tu boca o si te morderás las uñas por los nervios. Me mata la intriga de saber si ya me habré cruzado contigo o por el contrario el destino aún tiene nuestras cuerdas demasiado tensas como para permitir un acercamiento sideral. Quisiera saber si vas a dejar que me vuelva loca de enfado y lance cosas con total calma o si responderás como un huracán de viento cálido en contacto con el frío, si te fumarás un cigarrillo detrás de otro de manera sexy o llevarás tatuajes. Si te atraerán las motos, la música retro o las cosas tan feas que al final acaban pareciendo adorables.

Me encantaría directamente saber si existes, si seré capaz de verte… si tendré el valor de hacerlo. No quiero perderte, me aterra la idea de dejar que sigas de largo por miedo, perderme eso tan bueno de lo que todo el mundo habla y tanto busca por gallina o despistada; pero he de admitir que soy más cobarde que una rata en un barco que se hunde y probablemente habré salido corriendo mucho antes de darme cuenta que puedes llegar a ser la persona por la que debería quedarme.


Ojalá pudiese espiarte por el huequito de una ventana rota para saber que estás ahí sin correr riesgos…


J. J. 

viernes, 16 de mayo de 2014

Happy birthday sweetheart!

Esos seres extraños que no sabes cómo llegaron hasta allí o en qué momento se volvieron tan importantes pero lo cierto es que son cruciales. Esas personas peculiares y mentalmente desequilibradas que te acompañan en todo sin importar que tan patético o peligroso pueda ser. Esas… que de verdad no te abandonan al final de un día horrible y lo dejan todo por contarte lo que les acaba de pasar o sólo porque quieren hablar.


Siempre he oído que todo tiene un final, pero a veces pienso que hay cosas que no acaban del todo, cambian, se transforman para siempre; pero no se pierden del todo. Porque si de verdad importa, nada puede hacer que deje de tener significado.

Hay muchas veces que las personas no sabemos apreciar aquello que tenemos cerca hasta que un desencadénate externo nos hace ver lo especial que es, y nos impulsa a cuidarlo y aprovecharlo sin importar las circunstancias. Y desde ese momento te haces totalmente consciente de que las cosas ya no volverán a ser las mismas nunca más…

Por eso, y porque se acerca tu cumple voy a hacer una mención especial (o al menos a intentarlo) sabes que la vida es una montaña rusa, que unas veces nos tiene en la cima y otras muy por debajo, que en ocasiones nos regala recuerdos muy especiales y en otras no tanto. Y también eres consciente de que así hemos sido siempre, unidas – alejadas – unidas otra vez.


Pero todo eso cambió con tu “nueva vida” no sé si nos empujó la situación, la distancia, o los otros acontecimientos que acompañaron a todo esto. Sólo puedo asegurarte que, y tú también lo sabes, las cosas han cambiado y están mejor que nunca, porque al menos yo, soy consciente de que te has convertido en una constante en mi vida sin importar los kilómetros que nos separan; y creo que ese es uno de los ingredientes cruciales para una verdadera amistad.

También es especial porque queremos compartirlo todo, como si estuviésemos viéndonos de frente, porque estas pirada, estoy pirada y nos entendemos. Además tenemos un don especial para meter la pata, hacer el ridículo y salir corriendo sin remordimientos o vergüenza alguna. Me comprendes como muy pocas personas son capaces de hacerlo y por supuesto me acompañas en todos mis enamoramientos ficticios con protagonistas de libros (porque en el fondo eso siempre es lo seguro)

Me quieres, aunque te saque de tus casillas, a veces sea algo bruta sentimentalmente hablando y en ocasiones te diga cosas que probablemente ya sabes y no quieres admitir ni tampoco oír. Pero lo siento pequeña, porque eso viene con el cargo de “BFF” y a ti te tocó una de las más pesadas que hay en el mercado.

Estoy segura, y siendo realistas tenemos que admitir que pese a los años que llevamos siendo uña y carne aún nos falta mucho camino por recorrer para comprendernos del todo, aunque a veces sólo es necesaria una mirada para saber lo que pasa por la cabeza de la otra; y en ocasiones ni siquiera hace falta eso, porque somos capaces de interpretar o comprender lo que pueda estar pensado, como si no nos leyéramos la mente.

Me está costando mucho no ser cursi, porque sé que no te gusta y a mí la verdad me cuesta ser sentimental, el problema es que estás lejos, te echo de menos y hay muchas cosas que me gustaría seguir haciendo en persona. Pero como tú ya has dicho en muchas ocasiones no nos hace falta estar cerca para seguir viviendo y sintiendo como si realmente pudiésemos estar haciendo tonterías juntas.

No sé cuánto nos vaya a durar esto, ni tampoco puedo prometer que sea para siempre, porque las cosas cambian, el tiempo pasa y las personas se transforman. A veces sin querer, otras porque lo necesitan, pero sabes tan bien como yo que es muy fácil que todo acabe sin darse cuenta. No puedo controlarlo, no sé qué pasará mañana, pero si voy a prometerte que todo el tiempo que esto nos deje será especial, mágico, loco, irreverente, divertido, “dramático”  e inolvidable.

Creo que también deberías saber que te admiro, y no sólo por ser inteligente y una mujer increíble sino porque eres muy valiente. Porque lo que estás haciendo ahora mismo no lo hace cualquiera, ni siquiera yo que solo de pensarlo ya me entra el miedito. Estas persiguiendo tus sueños, luchando por ellos, o al menos eso espero, que no los dejes tirados nunca, porque ellos han sido siempre uno de los mayores incentivos de nuestras vidas y dejarlos abandonados no tendría sentido, menos ahora.

Bueno no sé qué más decirte sin ponerme cursi o que suene a declaración romántica… sólo aclarar que no importa donde vayas, lo que hagas o esperes siempre te apoyaré, siempre que no te haga daño y aunque los demás no lo comprendan espero que sepas que yo estaré ahí. Sin importar la hora, el lugar, la situación o el momento, sin importar que tan loco o sinsentido pueda parecer, sin importar lo diferentes que podemos llegar a ser, puedes buscarme.

Sé que hemos dicho y redicho palabras similares en muchas ocasiones y al final acaban tiradas en la basura, pero espero que sepas ya, que pese a mis rarezas cuando algo va a enserio y aunque las cosas se vuelvan del revés, me dominé el malhumor o me ponga pesada… estaré ahí siempre que me necesites.

P/d: Espero que tu cumple estés genial y te guste mucho esa sorpresa que me han dicho que te han preparado. Que no llores mucho ni eches de menos todo esto, porque estoy segurísima de que ahí estas mejor. Sabes que ahora con lo vieja que te haces ya no me apetecerá ser tu amiga, pero bueno… jajaja
Nada negris, se feliz, lucha por todo lo que quieres, no te dejes vencer, deja de salir corriendo y consigue a alguien que no te deje escapar, pero sobre todo vive tu vida como si no hubiera mañana y no pierdas tu toque de pirada que tanto te caracteriza, porque aunque digan lo contrario, somos especiales, increíbles e insuperables aunque no les guste.



Muchos besitos cuñix. 

J. J.