lunes, 31 de marzo de 2014

El día que descubrí el secreto de los libros


No recuerdo exactamente cuando fue, sólo sé que no era una niña pequeña y que pasó por pura casualidad. Sé leer desde los 4 años, pero no es lo mismo: leer, que LEER; si bueno, sé que suena igual, pero en mi cabeza no es lo mismo.

Porque leer, es lo que hace todo el mundo cuando encuentra un papel, un cartel, una hoja, un periódico o incluso un libro.

Pero, LEER, es algo muy diferente. Es meterse en las páginas del libro, es vivir entre las letras.  Dormir en las vocales y caminar por las consonantes. Es saltar de punto a punto como si fueran piedras en un río, es colgarse de las comas y mirar entre los dos puntos. Es saltar a la comba con la U y jugar al hula hoop con la O. Es soñar y formar parte de la historia, es convertirse en princesa, orco, asesino en serie y extraterrestre. Es vivir en universos paralelos sin salir realmente del tuyo, es pasarse horas en un cambiar de páginas. Es volar como los peces o reptar jirafas. Es todo lo que quieras imaginar y mucho más. Es nunca estar solo, es pasar temporadas en las cabezas de otras personas y vivir otras vidas, es magia encerrada en un cofre sin candado.

Por eso hay una gran diferencia entre leer y LEER, y yo la descubrí cuando aprendí y me enamoré de leer algo porque me gustaba. Sucedió sin ser consciente, cuando un libro, el cual ni siquiera recuerdo cual fue, cayó en mis manos y lo devoré sin darme cuenta sintiéndome triste por perderlo y queriendo recuperarle en las páginas de otro.

Es como… ese amor verdadero del que nunca acabas de recuperarte, el beso perfecto que marca todos los demás. Ese que… vas buscando en todas partes y nunca encuentras porque sabes que el primero era perfecto, y ninguno será igual. Es la misma sensación, pero no es igual, o tal vez sí... Porque es el ansia de recuperar esas sensaciones, el bienestar que da perderse entre sus hojas, la desesperación por querer leerlo y el miedo a que se acabe. Es como una droga, difícil de dejar; de eso se trata, de que sea adictivo.


No recuerdo como se llamaba la primera persona que me hizo enamorarme de su libro, sólo sé que el día que comprendí que hay algo más que esas cosas que nos marcan leernos en clase, (la mayor parte de las veces aburridas) que no despiertan el amor; y además creo que,  si no todo el mundo ama a los libros, es porque no ha encontrado a su primer compañero perfecto. Y porque, no ha comprendido aun, el placer de la lectura por LEER, que el deber de hacerlo porque es lo que toca.

También recuerdo que en mi casa siempre ha habido libros, siempre me han enseñados a cuidarlos y a tratarlos como un tesoro, a protegerlos como si fueran mágicos y procurar que estén en las mejores condiciones a pesar de que el paso del tiempo endurezca sus páginas y las vuelva amarillas.

Pero como en todo lo demás, no comprendí lo que era el amor por los libros, hasta que me enamoré de uno… que ya no recuerdo como se llamaba, cuántas páginas tenía ni, cuanto tiempo duró.
Lo único que sé es que cambió mi vida, para siempre y desde él, el mundo ya no volvió a ser el mismo, nunca más.


Quiero que, entre otras cosas… llenes nuestra casa de libros.

J. J. 

La muerte de las musas

En mi entrada anterior hablaba sobre las ganas de volver aquí, y en esta lo mismo. No sé ustedes pero yo… Echo de menos esto.

Y verán, he tenido dos problemas (relacionados con esto) en primer lugar dejé de publicar porque estaba escribiendo cosas más largas, es lo que me salía. Y luego lo dejé porque no había nada. ¡Exacto, nada!. 

Creo que mi musa se fue de vacaciones o mejor dicho, dimitió y ni siquiera me avisó. Porque no sé a dónde ha ido a parar mi inspiración; lo que sé es que no quiere dignarse a hacer acto de presencia y estoy desquiciandome.
Hay muchas ideas, inventos y “películas” pero ninguna llega a tomar forma o quedar lo suficientemente interesante como para considerarlo algo completo y digno de publicación. También me he planteado hacer una limpieza, pero me da pena borrar viejas entradas aunque no estén del todo bien.




Bueno, en definitiva, estoy esperando y buscando a mi musa, espero que vuelva pronto o que alguien la sustituya porque de lo contrario me volveré loca del todo (Sí, más aún)

¿Sabe alguien dónde puedo conseguir una?

J. J.