Luego puedo ver o más bien imaginar cómo cada gota de sol va impregnando las cosas, los arboles, las flores. Casi como si pudiese sentirlo entrar por cada poro de piel.
Entonces el viento, como si se pusiese celoso me toca la cara y me mueve el pelo obligándome a abrir los ojos. Ahora la tranquilidad de la mañana se ve interrumpida por un leve movimiento que no llega a ser molesto... Todo lo contrario hace el momento más idílico.
El sol me refleja en las pestañas, pero no de forma intensa, de una manera que en el fondo creo que me gusta.
¿Han sentido eso alguna vez?
Todo empezó con una luz naranja intensa que atravesaba las cortinas...
Jenn..*
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