lunes, 19 de mayo de 2014

We need a new world, now!

Yo sé lo que es vivir al otro lado de esa oscura línea, esa que siempre te dice que no eres lo suficientemente bueno. Que no importa lo que hagas porque nunca serás suficientemente alta, nunca tendrás suficiente pecho o tu pelo nunca será lo suficientemente largo y brillante.

Porque al igual que la mayor parte del mundo la adolescencia no fue un camino de rosas, pero eso solo los primeros años, porque tuve la suerte de darme cuenta pronto de algo que cambió mi vida. Yo llevé la indumentaria Heavy en una época en la que ser rockero no estaba de moda y te veían como bicho raro, y todo eso porque un día, no sé porque ni como, comprendí algo que lo cambió todo. Una cosa que me encantaría poder hacer ver a todas y todos esos adolescentes que sufren e incluso mueren cada día por “no dar la talla” o “no encajar en el molde”


¿Y saben que fue? Que comprendí mi vida es mía y nadie va a vivirla mejor que yo, nadie puede decirme que me hace feliz u obligarme a hacer cosas que no me gustan para poder pasar por el aro. Nadie tiene perfección suficiente para decirme que me falta belleza o inteligencia, nadie ha tenido nunca una receta universal para medir cualidades dejando en menosprecio las de los demás. Porque todo el mundo comete errores, todo el mundo tiene miedo y complejos. Porque todos somos diferentes, no es algo que se pueda buscar o comprar en tiendas de moda que nos acaban haciendo a todos iguales, es algo que nos dan desde que nacemos… porque cada uno de nosotros es un ser humano increíble e irrepetible por siempre jamás. Y ahí es donde radica la magia, la clave… porque todos somos especiales, característicos, incomparables. No somos un producto prefabricado al que le faltan piezas, decoraciones o complementos, estamos tal cual debemos ser aunque por todas partes intenten hacernos ver lo contrario; aunque nos quieran vender un prototipo por el que todos debemos pasar sino no somos válidos… nos están vendiendo historias falsas para hacernos infelices mientras nos hacen creer que con ellas somos felices.


La vida es demasiado corta, demasiado bonita y demasiado espectacular para perderla intentando ser uno más de los productos etiquetados que venden las tiendas mientras el reloj a vuelta, los años avanzan y el tiempo se va dejándonos atrás. Vivir es más que eso… vivir es ser feliz, es aceptarse, comprenderse y tener el valor suficiente para luchar por aquello que nos hace felices y únicos. Porque no importa lo que hagas, siempre habrá alguien que no le guste, cada uno tiene su forma de pensar y hay personas o más bien seres que respiran que disfrutan de hacer daño a otros o san tan poco inteligentes que no son capaces de comprender lo que pueden doler y marcar unas simples palabras hirientes. Da igual que decisiones tomes, o que cosas elijas hacer, porque siempre habrán personas dispuestas a criticar y además, lo más importante… no estamos aquí para complacer a nadie más que a nosotros mismos por tanto lo que otros digan, ¿en qué nos ayuda? Siempre he pensado que la belleza está en los ojos de quien la mira, y todos tenemos algo especialmente bello, así que ¿Qué importa todo el resto que no lo ve? Que vidas tan tristes deben de llevar...


Mis padres suelen decir que cuando alguien está realmente orgulloso de todo aquello que posee no tiene que presumir de ello, basta con pasearse con una sonrisa de verdadera felicidad porque tú mismo sabes que lo tienes y con eso es suficiente.  Y eso me hace pensar en esta triste sociedad tecnocrática en la que la mayor parte de la gente siente la necesidad irrefrenable de compartir hasta cuándo va a lavarse los dientes.  ¿A qué viene ese deseo de contarlo todo? ¿Es por presumir o es que realmente estamos mucho más solos y necesitados de contacto de lo que queremos aceptar? Yo sé que muchas veces me escondo detrás de una pantalla de ordenador, incluso en este blog que no tiene datos personales (cosa que puede que cambie) pero… ¿nadie se ha dado cuenta de que somos seres sociales y necesitamos del contacto con otras personas? Sin intermediarios, sin tecnologías que se pueden malinterpretar, sin artefactos caros que realmente no nos dan la felicidad. Que lo que realmente necesitamos es una conversación cara a cara, una sonrisa sincera o una puesta de sol desde la ventana de tu refugio del resto del mundo. Parece que se nos ha olvidado el valor de mirar a los ojos de los demás.


Llevo años oyendo que el mundo se está volviendo loco y nunca lo creí hasta que vi que mientras en una parte del mundo la gente muere porque no tiene un simple trozo de pan, en el otro la gente tira comida porque no le gusta. Mientras en una parte del mundo la gente sufre por gobernantes despiadados que les tienen marginados en la otra, nos regodeamos o preocupamos sin realmente hacer nada por solucionarlo porque “Somos libreas”. Una sociedad en la que las mujeres aún seguimos luchando por vivir en igualdad de condiciones que los hombres mientras que otro tanto compite por ver cual enseña más o cual es más “sexy” y atrae a más hombres sin ser conscientes de que se están vendiendo como si fuesen mercancía en un bonito expositor decorados con los lazos plásticos de una sociedad incapaz de avanzar. Que mientras miramos una estúpida pantalla todo lo que está alrededor se viene abajo y parece que a nadie le importa… que hay mujeres que mueren cada día intentando encajar en una talla perfecta inventada por multinacionales que jamás las utilizarían o que vivimos comiendo alimentos tan procesados que seguramente era más sano comer las tartas de tierra que hacíamos de pequeños. Que las personas son cada días más plásticas tanto física como mentalmente, que el materialismo está de moda y los sentimientos inventados son lo que se “presta”. Estamos en una dictadura, una guerra constante, un genocidio controlado y amaestrado de tal forma que no somos capaces de percibirlo… que nos tienen contentos como a ese perro que se va acorriendo detrás de una pelota que su amo realmente nunca soltó.


Sé que la mayor parte del tiempo soy demasiado ingenua y confío mucho en la belleza de un mundo que no se lo merece, pero tal vez… si consigo compartir o hacer comprender la magia que existe ahí fuera seamos cada vez más los soñadores que creemos que esto es especial, tiene solución y podemos realmente ser felices todos sin necesidad de aplastar a los demás.



J. J.

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